¿Por qué gritamos?

 Cuando el ser humano escucha un grito, la señal viaja a través de una red neuronal especializada hasta llegar a la amígdala, (una estructura cerebral considerada el núcleo que controla y regula las emociones y sentimientos), este estímulo da la señal a la amígdala que debemos sentir MIEDO.

El gritar nunca ha sido ni será argumento para ganar una discusión, no grita el que más sabe, ni el que más información tiene acerca del tema, al gritar perdemos nuestra credibilidad y la confianza de los otros, pues solo evidencia las pocas herramientas de las que disponemos para resolver una situación, el hecho de levantar la voz nuca nos dará la razón… solo nos hará perderla. Cuando gritamos lo que queremos es imponernos, intimidar, buscamos que la otra persona no se escuche, a través de provocar miedo que se haga lo que decimos sin importar si está bien o no. El grito es violencia, maltrato y humillación.

Los niños que son víctimas de esta forma de maltrato presentan un desarrollo distinto en estructuras cerebrales que les lleva a desplegar agresividad, conductas hiper tímidas, cambios dramáticos en el estado de ánimo y en la personalidad.

Escuchamos gritos en el tráfico, escuchamos gritos en el trabajo, en la radio, en casa… y aún os preguntamos ¿por qué vivimos estresados? ¿por qué la hostilidad? ¿Por qué nos olvidamos de ser ambles? 

La respuesta cerebral que desencadena un grito es la misma sin importar que el grito sea de cerca, de lejos, por un conocido o desconocido, para regañarte, imponerse o simplemente para llamarte, y esta respuesta cerebral nos predispone a pensar que quien nos grita busca dañarnos, e instintivamente responderemos a tal amenaza huyendo o defendiéndonos.

Aprendamos a escuchar, aprendamos a callar, aprendamos a respetar, aprendamos a ser mas tolerantes… en palabras de Borges: no hablemos a menos que podamos mejorar el silencio.

Ronald Escobar